El fósforo, que se representa con la letra P, es el segundo mineral más abundante en el cuerpo y está presente en cada célula del organismo. Se encuentra principalmente en huesos y dientes. Junto con el calcio, el fósforo es necesario para el desarrollo de huesos fuertes y saludables, así como para mantener sanas otras partes del cuerpo.
El fósforo, también, cumple un papel importante en la forma de cómo el cuerpo usa los hidratos de carbono y las grasas. También es necesario para que el cuerpo produzca proteína para el crecimiento, conservación y reparación de células y tejidos.
Los riñones que funcionan normalmente pueden eliminar el fósforo extra de la sangre, pero en presencia de ERC los riñones van perdiendo la capacidad de eliminar el fósforo a través de la orina, lo que desencadena su acumulación en la sangre, lo que provoca HIPERFOSFATEMIA.
La retención del fósforo, a medida que progresa la enfermedad renal, provoca complejas alteraciones bioquímicas que dan como resultado diferentes alteraciones en distintos sistemas.
Por todo ello, mantener el fósforo en los niveles dentro de la normalidad es un objetivo prioritario en la ERC.
CONTROLANDO EL FÓSFORO
Para tratar la retención de fósforo y/o la hiperfosfatemia se dispone de alternativas terapéuticas complementarias que incluyen un control del fósforo ingerido en la dieta, la diálisis y los llamados quelantes del fósforo.
Los quelantes o captores del fósforo son medicamentos que se unen al fósforo en el tubo digestivo, disminuyendo, por tanto, su concentración en sangre.
La modificación de la ingesta de ciertos alimentos o su preparación, junto con la medicación prescrita, harán que su cantidad de fósforo en la sangre sea menor, mejorando el estado de sus riñones y salud general.